28/07/2016
Cuatro jiennenses —tres hombres y una mujer— se tendrán que sentar en el banquillo de un Juzgado de lo Penal acusados de expoliar yacimientos en la provincia. La Fiscalía tratará de demostrar que son “piteros”, es decir, que utilizaban detectores de metales para saquear los valiosos vestigios que civilizaciones pasadas dejaron en esta tierra. Los cuatro fueron detenidos por la Policía Nacional en junio de 2014, en el marco de la bautizada como operación “Pradera”.
VIGILANCIA. Un hombre rastrea el campo con un detector de metales en busca de “tesoros”.
En los registros realizados en dos naves de Villatorres y dos domicilios de la capital, los agentes encontraron monedas, puntas de flecha, adornos y otros objetos extraídos “de forma indiscriminada” de yacimientos íberos y romanos ubicados en Torres y Mengíbar. “Impidieron con ello una reconstrucción futura y generaron un grave expolio al patrimonio”, asegura el fiscal Juan Manuel Fernández Aparicio, que pide tres años de cárcel para cada uno de ellos. Los expertos de la Junta valoraron las piezas decomisadas en casi 20.000 euros. La Policía también encontró varios detectores de metales con los que, presuntamente, realizaban los rastreos y batidas
Será uno de los pocos juicios celebrados en la provincia por hechos similares. De hecho, solo consta con anterioridad la condena a un empresario que se llevó varias piezas de valor de una parcela ubicada en la capital. Y es que es muy difícil sentar en el banquillo a los “piteros”. Normalmente, suelen ser castigados por la vía administrativa con sanciones de poco más de 300 euros.
¿Por qué este caso ha desembocado en un juicio por la vía penal y con una dura petición de condena para los acusados? El fiscal considera que los cuatro procesados colaboraron entre sí para expoliar varios yacimientos. Técnicamente, se les acusa de un delito continuado de hurto en concurso con una falta continuada de daños en bienes arqueológicos. Dice el Ministerio Público que los cuatro se aprovechaban de los conocimientos que tenían en la materia. De hecho, la acusada había trabajado como voluntaria en otras intervenciones legales realizadas con anterioridad.
La Policía explicó que los acusados tomaban muchas precauciones. Solían visitar los yacimientos de día para dejar “marcas” sobre las zonas en la que, después, pasarían los detectores de metal. “Trabajaban” siempre de noche y, una vez que encontraban las piezas, las solían ocultar para volver a por ellas después. Según los investigadores, también tenían los conocimientos y la infraestructuras necesarias para limpiar las monedas; y los contactos suficientes para poner los restos en circulación.
Las respectivas defensas niegan los cargos y aseguran que no realizaron expolio alguno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario