26 may 2014

Donde guardan el arca perdida

La Junta de Andalucía, que prepara la ley de transparencia más fenomenal de toda la Unión Europea, impide las visitas a su principal almacén arqueológico, el Silo de Noreña

POR RAFAEL RUIZ
Día 18/05/2014
Probablemente, en alguna de las plantas del Silo se encuentre el Arca de la Alianza que Indiana Jones le birló a los científicos de la Alemania nazi. También es posible que en las antiguas instalaciones de acopio de grano del barrio de las Delicias, se encuentre ahora el OVNI que la Fuerza Aérea Americana ha custodiado durante décadas en el Área 51, una remota instalación militar del desierto de Nevada. Porque si no, se entiende mal que la Delegación de Cultura de la Junta de Andalucía prohíba el acceso de periodistas al edificio, que en estos momentos funciona como depósito de todos los bienes arqueológicos que se encuentran en las excavaciones de la provincia de Córdoba.
 
 Donde guardan el arca perdida
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Les explico la historia. Hace unas pocas semanas, este periódico que tienen entre sus manos o en sus pantallas pidió permiso para visitar las instalaciones de forma que se conozca qué ocurre con todos los restos, estatuas, capiteles y tal que se desentierran por parte de los arqueólogos que trabajan en toda la provincia. En Córdoba hay dos almacenes de estas características. El del Museo Arqueológico, que solo es capaz de mostrar una muy pequeña parte de sus fondos, y el del Silo, donde desde hace ya bastantes años se acopia el material que van generando las investigaciones de todas las épocas que se han desarrollado en la provincia de Córdoba.
Los periodistas, ya se sabe, tenemos la manía de informar. La Junta de Andalucía, por medio de los canales autorizados, hizo llegar un no rotundo y firme. Tan rotundo y tan firme que no se ha recibido, y el que escribe tiene ya memoria de ello, ni para zonas de conflicto ni para instalaciones que custodian material mil veces más delicado, como las nucleares.
En tanto en cuanto sonaba raro, se hicieron más gestiones. La respuesta, y la Delegación del Gobierno es testigo directo de ello, es que se entendía que dado el material parecía lógico que fuese una visita con personal autorizado y que se pusieran determinadas normas al uso de flashes o material fotográfico. Imagino que El Prado, que permite el acceso habitual de cámaras a sus instalaciones, tiene alguna noción de cómo se hacen esas cosas. La segunda negativa fue aún más directa y tajante. No y punto porque la delegada de Cultura y Educación, Manuela Gómez, así lo había determinado. La cuestión es que todos los medios de comunicación cordobeses que han solicitado visitar el Silo han recibido la misma respuesta, parece ser.
Ninguna de las gestiones realizadas desde el momento han resultado positivas, entre otras cosas, porque el personal de Cultura contactado ni siquiera contesta las llamadas. El Silo es el extramundi de la Junta de Andalucía, la cueva de irás y no volverás. El sitio del máximo secreto que hay que tener a salvo de las miradas del contribuyente a pesar de que es el contribuyente quien abona los gastos del personal y del mantenimiento que allí se genera. Es más, no hay manera de conocer cuáles son los criterios exactos de gestión del equipamiento. No es por hurgar en ninguna herida. Pero sí que es preciso dar explicaciones. En el año 2010, la galería Christie’s subastó la base de una columna que, aseguraba, procedía de Medina Azahara por valor de 150.000 euros. Aquella operación generó una operación policial de alcance en la que el grupo de patrimonio de la Policía Nacional consiguió recuperar valiosos objetos expoliados. Resultó que buena parte de ese lote (monedas, hachas neolíticas, etcétera) tendría que haber estado en el Silo desde 2008 pero nunca llegaron a las instalaciones que la Junta custodia, visto lo visto, con tanto sigilo. Según la investigación realizada bajo el mandato del anterior delegado de Cultura, Joaquín Dobladez, faltaban no menos de quince piezas sacadas, entre otros lugares, de un yacimiento de Las Margaritas. Cuatro personas fueron detenidas en la operación, entre otras, un marchante libanés radicado en Marbella que, según la Policía, era quien sacaba las piezas de España para introducirlas en el mercado ilegal de arte. Nunca se hizo público qué tipo de medidas se adoptan para algo sencillo: que lo inventariado se encuentre justo donde debe de estar.
Como puede verse, en todas partes cuecen vigas.
La Junta de Andalucía presume de estar elaborando la ley de transparencia más transparente de todas las que conocieron los ojos humanos. Pero la transparencia no se predica, se ejerce. Es un principio, no un elemento de propaganda. Y hay aún lugares de la Administración donde no existe un principio racional para el secretismo a no ser que se tenga que ocultar una gestión calamitosa, un gasto deficiente o unos sistemas de control que, por lo que se ve, ya fallaron una vez.
Cultura y todo lo arqueológico ha sido uno de esos puntos de descontrol donde las decisiones se adoptan sobre la base de oscurísimos arcanos, de señores que mandan una barbaridad a pesar de que nadie les ha votado ni le ha conferido la autoridad arbitraria que ejercen. En Córdoba, se han levantado yacimientos enteros (traduzcan levantar por destruir y arrasar) sobre informes y dictámenes que no ha visto nadie en una Comisión de Patrimonio que durante años tuvo en secreto hasta sus órdenes del día. Y el Silo no es sino la consecuencia lógica de la política cortijera de los que quieren ser suecos pero sin Suecia.
Piensen en ello cuando le cuenten la próxima milonga sobre transparencia, buen gobierno y derechos del ciudadano.
 
http://sevilla.abc.es/andalucia/cordoba/20140518/sevp-donde-guardan-arca-perdida-20140518.html

1 comentario:

NUMISEVAR dijo...

Sin duda alguna es lamentable la politica de secretismo y de ocultismo,cuando todos pagamos por el mantenimiento de instalaciones y puestos de trabajo,damos una imagen pesima de nuestro pais.
Sres abran las puertas a todo el mundo,de los errores tambien se aprende,con esa actitud el pueblo desconfia de la politica de sus politicos y gobernantes.