22 oct 2011

Una segunda vida para las joyas de oro de la abuela

  • La joyera alemana Katja Jessek ha llevado a cabo su proyecto 'Adoro mi oro'.

  • Reinventa el concepto de las joyas antiguas con nuevos diseños de vanguardia.


  • Se trata de dar una nueva oportunidad a aquellas alhajas que están relegadas al olvido en un cajón.

    EFE. 22.10.2011
    Las joyas de oro de la abuela se reinventan ahora con diseños de vanguardia gracias a la iniciativa de la joyera y orfebre alemana Katja Jesek, una mujer emprendedora que forjó su proyecto Adoro mi oro hace año y medio en Barcelona.
    Esta intuitiva diseñadora ofrece una segunda vida a las joyas desparejadas o relegadas al olvido en un cajón, funde el oro en su taller y las moldea con nuevos diseños, tras asesorar a su dueña sobre la joya ideal.
    Como en las antiguas reuniones de tuperware, las mujeres se reúnen en el hogar con sus reliquias de oro en la mano (medallitas de comunión, pendientes de la abuela, pulseras de la infancia o anillos de malogradas bodas) para que Katja las valore, tras una precisa tasación del oro.
    Con un catálogo en la mano y sus propias ideas, la diseñadora intenta entender los deseos de cada persona, sea cual sean sus registros, y les propone "un nuevo diseño y una nueva vida para sus joyas", ha explicado Katja Jesek.
    "Yo transformo el oro en nuevas emociones, porque consigo que las personas disfruten de nuevo del amor impregnado en esas viejas joyas abandonadas y que las luzcan de nuevo", ha enfatizado esta mujer.
    A caballo entre Barcelona y Berlín, en donde trabaja una semana al mes, Katjia ha creado la colección lovelines, compuesta de anillos en forma de líneas finísimas que simbolizan el amor entre amigos o familiares, aunque su especialidad sea el diseño y actualización de joyas antiguas.
    En una particular perfomance, la orfebre funde una cadena de apenas diez gramos de oro, con la que consigue un finísimo lingote de este preciado metal,"que puede transformarse en cuatro anillos 'lovelines"
    Aunque el trabajo de fundición del oro y el asesoramiento sean gratuitos, Kajia tiene claro que su trabajo de orfebre ha de ser valorado y las piezas que exhibe cuestan entre los 40 y los 210 euros de mano de obra.
    "El valor añadido de estas joyas radica en las muchas emociones que comportan para la dueña, en el recuerdo de su origen y en su nueva visión de futuro", ha asegurado la joyera.
    "En cada reunión, mis clientas se desbordan y explican sus historias con gran emotividad, hasta el punto de convertirnos muchas veces en amigas", reflexiona Katja, orgullosa de haber creado un "proyecto con alma".
    Las joyas propugnadas por esta orfebre combinan rasgos de minimalismo contemporáneo con notas románticas o barrocas, según la personalidad de quien llevará la joya.
    Katjia, que ya tiene lista de espera para los eventos domésticos de Adoro mi oro en Barcelona y Berlín por una publicidad tan tradicional como la del 'boca a boca', intenta abrir nuevos mercados y la ciudad de Madrid centra ahora su punto de mira.
    "Mi pretensión es reinventar una pieza antigua y transformarla en la joya favorita de una persona, con diseños de vanguardia, pero mediante la artesanía tradicional, para que tenga una nueva vida y su dueña sienta nuevas emociones", ha remachado Katja.

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