3 ago 2011

Cultura da autorización a un rastreador para excavar "en las macetas" de su patio

Francisco José Medina, detectoaficionado, mantiene la pugna con la Administración para que le permitan desarrollar su afición, buscar con su detector de metales, en las playas del litoral de Granada




Arantxa Asensio / Granada | Actualizado 02.08.2011

Cada cual elige los motivos por los que le merece la pena remover cielo y tierra para hacer realidad sus objetivos. Y remover, por ahora, se remueve poco, pero no por falta de ganas, sino por las sucesivas negativas que el colectivo de detectoaficionados recibe en Granada por parte de la Administración autonómica. Cada una de las peticiones de estos aficionados a buscar objetos con sus detectores en mano para desarrollar esta actividad de forma reglada y legal ha sido denegada sistemáticamente, una cerrazón que se ha encontrado enfrente con un colectivo singular, minoritario y, desde luego, muy obstinado.

Francisco José Medina es uno de estos detectoaficionados en la provincia de Granada y desde hace años ha hecho del derecho a ejercer su afición por buscar objetos algo más que personal, dejando entrever, de camino, el doble rasero que, en su opinión, la Administración emplea con respecto a este colectivo.

Medina, medio en broma medio en serio, explica cómo lo único que ha conseguido en tres años de peticiones y papeleo ha sido la autorización "para excavar en las macetas de mi patio". Cansado de las negativas -que le han obligado a peregrinar, detector en mano, a las playas de Almería y Málaga a ejercer su afición- que le impiden rastrear en ningún punto de la Costa granadina, quiso poner a la Delegación de Cultura en Granada en un brete. Les remitió una solicitud para poder emplear su detector y rastrear en el patio de su casa. Para ello, incluso adjuntó la autorización expresa de su esposa, ya que es copropietaria del terreno, para poder buscar en los maceteros. No hubo respuesta. Medina no se conformó con el silencio administrativo y prosiguió el proceso con más solicitudes y hojas de reclamaciones, hasta que obtuvo, al fin, respuesta desde Sevilla, firmada por el consejero de Cultura, Paulino Plata, en la que se le autorizaba a escarbar en los tiestos de su patio.

Anecdótico, desde luego, pero de trasfondo figura la profunda convicción de este granadino de su derecho a ejercer como detectoaficionado. "No me da la gana de que me quiten mi afición", asevera, convencido de que las trabas que la Administración le pone son ilógicas, por cuanto que "es mentira que así se proteja el patrimonio". Para ilustrar su queja, Medina recurre al hecho de que, cada invierno, los ayuntamientos de los municipios de la Costa recurren a tractores para remover y regenerar la arena de las playas, sin que, según constatan las respuestas obtenidas por este detectoaficionado de la Delegación de Cultura, en ningún caso se pida permiso a este negociado. Si los tractores pueden cribar la tierra sin mayores problemas, Medina exige que se reconozca que su actividad resulta inocua para el patrimonio histórico de la provincia.

Su colectivo ha recurrido incluso al Defensor del Pueblo, que en un principio se mostró a favor de los detectoaficionados, pero que ahora "se ha cambiado de bando, nos dice que esperemos a ver cómo se resuelve el contencioso administrativo que hemos presentado". Por lo pronto, en lo que va de año, ya han presentado 400 solicitudes sólo Granada y mantienen la esperanza de que se logre un acuerdo.




Francisco José Medina, detector en mano, lleva años de peticiones y negativas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

En el norte de Africa tenemos lo que nos merecemos por pasar de todo!!!